miércoles, 20 de junio de 2012

"Las moscas ..."

Antonio Muñoz Molina evoca sus clases de Griego en el instituto, mientras comenta un nuevo libro sobre Grecia. Dice un fragmento así:
"Soy más proclive a pensar en la tradición de los griegos porque hace solo unos días he estado en el lugar donde la descubrí. He visitado el instituto donde hace cuarenta años oí hablar por primera vez de Homero, de Sócrates, de Pericles, de la idea de la democracia y del pensamiento racional, del individuo como ciudadano, del héroe trágico que ejerce su libertad y ha de hacer frente a las consecuencias de sus actos. Ante un grupo de adolescentes bastante burdos y con frecuencia desganados, un profesor entonces mucho más joven de lo que nos parecía a nosotros explicaba los enigmas de la lengua griega y hablaba apasionadamente de dioses y héroes, de la guerra de Troya y la ceguera de Edipo y la condena injusta de Sócrates. Aquel profesor, don Francisco Navarro, habría merecido que le hiciéramos más caso. Y aunque uno andaba trastornado por sus efervescencias hormonales y por su hosca y confusa rebeldía algunas cosas se le quedaron para siempre de aquellas clases de Griego: el gran arquetipo narrativo del viaje de Ulises, por ejemplo; la idea de la resistencia frente a la tiranía, representada heroicamente por las ciudades griegas que se unen contra la invasión de los persas; la noción del individuo que somete a duda los dogmas acatados por todos y que en nombre de su soberanía personal está dispuesto a morir. Si teníamos la capacidad de imaginar un sistema político en el que se pudiera respirar más anchurosamente que en aquel país eclesiástico y cuartelario en el que habíamos nacido era gracias a que unos griegos de veintitantos siglos atrás habían inventado la palabra y la idea de la democracia ..."
El artículo completo se puede leer aquí.





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